Por Sandra Milena Vargas Navas
Presidente del CPNAA
Bogotá, D. C., 4 de septiembre de 2018. El papel del arquitecto debe ir mucho más allá de ofrecer soluciones de habitabilidad y de espacio; debe vincularse con la comunidad y, con ello, dar respuestas acertadas a través de su trabajo y contribuir a mitigar las afectaciones no solo en lo relacionado con los entornos físicos, sino con la reivindicación moral y afectiva de los individuos y la sociedad.
Las personas y las organizaciones deben adoptar una postura activa y responsable en torno al impacto que generan sus acciones y se debe generar una cultura en las nuevas formas de trabajar para garantizar la sostenibilidad y el crecimiento a lo largo del tiempo.
Son muchos los profesionales que hoy desarrollan proyectos que pasan a formar parte activa de las soluciones a los retos del mundo, y que han entendido que es una oportunidad para hacer empresa y una manera de comprometerse con el interés de tener un entorno más estable, próspero y en paz.
De esta manera, los arquitectos y los profesionales auxiliares de la Arquitectura aportamos, a través de nuestro ejercicio profesional, un alto grado de dedicación en beneficio de la comunidad, respetando y colaborando en la preservación de los sistemas de valores y el acervo natural y cultural de la sociedad en general. De esta manera, contribuimos cada día a diseñar y construir nuestro país a partir de la ética.