La mayor parte de la trayectoria de Pedro Buraglia, arquitecto egresado de la Universidad Nacional, se ha orientado a la docencia. En el año 1974 inició como profesor de la Universidad del Atlántico, en el campo de la arquitectura y el urbanismo, y desde 1990 en el diseño urbano. Buraglia también ha sido catedrático en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) en las sedes de Manizales y Bogotá.
El académico fue cofundador de la maestría en urbanismo de la UNAL y promovió la creación de la especialización y maestría en diseño urbano, este último actualmente activo como el primer y único programa académico de maestría en el campo.
En entrevista con el Consejo Profesional Nacional de Arquitectura y sus Profesiones Auxiliares (CPNAA), Pedro Buraglia explicó la importancia del diseño urbano y la arquitectura a la hora de planificar ciudad y los cambios que se están proyectado a la hora de pensar en el espacio público en el marco de la pandemia y la pos pandemia. Conozca un fragmento de la entrevista en el siguiente texto.
¿Cuál es la relación entre el diseño urbano y la arquitectura y cómo debe planearse una armonía entre ambas disciplinas?
El diseño urbano y la arquitectura se pueden acompañar en cualquier iniciativa relacionada con la configuración y diseño del espacio construido. El diseño urbano provee las bases conceptuales y el enfoque en asuntos como la implantación, el trazado, orientación, volumetría e imagen de todos los elementos que configuran el espacio urbano. La arquitectura, por supuesto, trabaja con el diseño específico de edificaciones y agrupaciones de las mismas.
Por lo tanto, es importante entender esa relación entre arquitectura y ciudad que, dicho sea de paso, es necesario aclarar. No se trata de “arquitecturizar” totalmente la ciudad, porque resulta iluso pretender hacerlo, cuando la arquitectura trabaja fundamentalmente temas asociados con los programas arquitectónicos completamente definidos; mientras que el diseño de la ciudad tiene que ver con enfrentarse a agendas abiertas e impredecibles, pues están sometidas a todas las dinámicas sociales y económicas en periodos de tiempo muchísimo más amplios y poco predecibles.
Ahora bien, esta relación me parece que aún no está lo suficientemente bien construida. Creo que es una correspondencia donde, paradójicamente, muchos arquitectos suplantan a los diseñadores urbanos, sin darse cuenta de que están haciendo arquitectura y viceversa. Así pues, lo más importante es entender que cualquier encargo, dada su complejidad, exige la conformación de equipos interdisciplinares que se puedan coordinar y organizar con unos contenidos mínimos y sobre todo con un lenguaje comúnmente compartido.
¿Cuáles son los principios que se deben tener en cuenta a la hora de plantear un proyecto de diseño urbano sostenible y que estén enmarcados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible)
Este es un tema de agenda bastante nuevo y, como ha ocurrido con muchas de las agendas de Naciones Unidas, me asalta la preocupación de que esto se quede únicamente en saludos a la bandera.
Sin embargo, desde el punto de vista del diseño urbano y adoptando un enfoque morfo-tipológico, creo que es conveniente entender el alcance y las dimensiones de la forma urbana sostenible, lo cual tiene que ver con un nuevo término que se ha venido desarrollando y responde a cómo lograr el eco diseño urbano sostenible. Esto tiene que ver con establecer una relación y armonizar el espacio natural con el espacio construido. Tiene que ver con cómo ajustar las necesidades de una sociedad con el entorno natural, y cómo construir círculos virtuosos que no solamente deriven en temas puramente formales o estéticos, sino que, sobre todo, generen dinámicas económicas y sociales que sean adecuadas
¿Cómo ve a Colombia en relación con otras ciudades del mundo a la hora de aplicar la “nueva normalidad” donde el uso del espacio público juega un papel determinante?
Esta pregunta me deja un argumento adicional de discusión. Los diseñadores urbanos somos muy críticos con ese enfoque jurídico arquitectónico del espacio público porque fractura en dos partes independientes y autónomas la esencia de la ciudad que es la relación público-privada. Creo que cualquiera que sea el encargo que haga un diseñador urbano tiene que entender que su diseño está inscrito dentro de un sistema de relaciones complejas entre lo público y privado, independiente de su calificativo jurídico o catastral.
Por esta razón, cuando hablamos de la “nueva normalidad”, estamos empezando a hablar de algo que resulta muy sugerente: un redescubrimiento del papel de la arquitectura moderna.
Este escenario comienza a ser objeto de estudio y de reflexiones muy detalladas respecto a cómo se debe concebir y estructurar el espacio urbano. Ya se han empezado a dar algunas puntadas acerca del empleo de las calles, los andenes, las avenidas, las áreas libres, entre otras. Pero yo diría que no es suficiente el asunto del distanciamiento social por el higienismo, sino que hay otros aspectos adicionales como por ejemplo, la proporción lleno vacío, la estructura de áreas libres, la orientación de las edificaciones frente a los espacios libres, el uso de los sistemas alternativos de transporte que no solamente se circunscriben al de la bicicleta y el Transmilenio, sino todo los sistema que permiten reducir la contaminación y el deterioro; es decir, se trata de una reconceptualización de la ciudad construida.